TODAVIA ESTAMOS A TIEMPO VOTA KAST

DE  MARIO BARRIENTOS OSSA 


Hoy, en demasiados hogares, los padres no ejercen la autoridad que la ley les otorga, se deja hacer, hay demasiada despreocupación por la formación moral y valórica de los hijos.

Soy asiduo lector de la “Historia de Roma”, maravillosa obra de Teodoro Mommsen, quien obtuvo el Premio Nobel merecidamente. No solo está muy bien escrita, sino que relata de una manera científica y objetiva la saga del pueblo romano, que construyó un imperio del cual somos remotos y modestos herederos. Es la obra maestra de un sabio.

        Mommsen construyó la tesis que hay una directa relación entre la familia y la sociedad. Afirmó que mientras la familia romana conservó las características que la distinguieron, consistentes en autoridad paterna, respeto a los ancestros y a las costumbres, disciplina, sobriedad y apego a la moral, Roma prosperó y creció. Agrega que cuando se entró en contacto con las culturas orientales,  con sus costumbres disolutas, el lujo deslumbrante y los vicios desenfrenados, la familia romana se corrompió, asumiendo tales nefastas características, y que consecuencia de ello fue que el imperio decayó y se derrumbó en el 476 de nuestra era. La conclusión es que la desnaturalización de la familia romana condujo a igual resultado de la sociedad romana.

         Lo reseñado es fruto de toda una vida de estudio y de apreciar la Historia como una ciencia, y justifica la importancia de investigar los hechos pasados, que nos permiten obtener conclusiones o principios que son de validez universal y aplicables a otros escenarios distintos al de Roma.

         Pues bien, el oscuro presente que vive nuestra patria hace posible aplicar la tesis de Mommsen para explicarnos su causa basal. La ausencia de autoridad, la negativa a ejercer las facultades que la Constitución y las leyes le otorgan, lo que se traduce en falta de orden público, en indisciplina social, en tolerar la delincuencia, en la pérdida del respeto de nuestra historia y de nuestros héroes, la desobediencia de las leyes, el que hoy se puede hacer lo que se quiera con entera impunidad, entre otros males, es clara consecuencia de que la tradicional familia chilena feneció, perdiéndose sus valores, y eso inficiona a la sociedad.

         Hoy, en demasiados hogares, los padres no ejercen la autoridad que la ley les otorga, se deja hacer, hay demasiada despreocupación por la formación moral y valórica de los hijos, no se inculca el amor y respeto a las tradiciones, se ignora la disciplina, ser irreverente de una manera procaz es casi una obligación. Ese panorama se refleja en las calles y en todo el país.

         Me convenzo que Mommsen tiene la razón, y que la raíz del mal que nos aflige como nación descansa en que la familia chilena periclitó y eso conduce a igual consecuencia de la sociedad que todos formamos. Y el mal que reseñamos no se corrige con una nueva constitución, ni con leyes.

         La conclusión es tremenda: la esperanza que Chile reflote descansa en que la familia chilena lo haga. Y eso requiere una voluntad colectiva que no vemos y, obviamente, es un proceso largo y complejo.

Acerca de Mario Barrientos Ossa.

Nació en Rancagua. Egresó del Instituto Nacional y cursó Derecho en la Universidad de Chile. Es Diplomado en Administración Pública y Magíster en Derecho de la misma casa de estudios. Se desempeñó como Contralor Regional y subjefe del Departamento de Estudios de la Contraloría. Posteriormente, fue Asesor Jurídico de la División El Teniente. A contar de 1994 ejerce liberalmente la profesión en su Estudio Jurídico. Fue alcalde de Rancagua y uno de los cofundadores de la Universidad Leonardo da Vinci. Fue profesor en la Universidad Metropolitana de Ciencias de la Educación y en la Universidad de Aconcagua, cuya Revista de Derecho creó y dirigió. Se desempeñó como Abogado Integrante de la Corte de Apelaciones de Rancagua.


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