SALVADOR ALLENDE Nunca fue un demócrata

SALVADOR ALLENDE  Nunca fue un demócrata

Si se debe recordar a Salvador Allende, se debe comenzar por reconocer que este hombre fue un socialista marxista-leninista y por lo tanto jamas un demócrata.

La verdad sobre lo ocurrido en el Chile entre 1970 y 1973, ha sido deliberada y permanentemente deformada ante el mundo por los seudo historiadores izquierdistas y los mal llamados progresistas. 

Quienes arrastraron al país a un caos económico, social, institucional y moral sin precedentes en su historia, fueron los izquierdistas chilenos junto a aquellos izquierdistas  que desde afuera colaboraron activamente para alcanzar la catástrofe final, que era destruir el sistema corporativo imperante de corte capitalista desarrollado en un sistema democrático que imperaba desde principio de los 900s. 

Abiertamente, muchos agentes sociales, politicos y económicos se han confabulado hasta la fecha para ocultar y falsear la verdad de lo ocurrido en las décadas de los 60 y 70.

Cómplices de esta tragedia fueron también aquellos que en cualquier parte del mundo, sea por pasiones doctrinarias, ligereza o afán publicitario y sensacionalista, prefirieron callar y no observar la realidad ocurrida en Chile durante los 1.000 indignos y oprobiosos días de la Unidad Popular, durante los cuales fue posible contabilizar más de 100 muertes, de uno y otro bando, debidas a la violencia política imperante. Veamos quiénes fueron los principales actores de este reparto.

Recordemos que el ex-presidente Allende era un marxista-leninista declarado disfrazado de socialista- democrata, así como muchos socialistas hoy hacen gárgaras de demócratas, pero la miel de la corrupción el dinero del estado los hace apoyar este decadente gobierno de tramposos y delincuentes.

Fue igual que ahora esto de que los partidos políticos mayoritarios en aquel tiempos los de la Unidad Popular como el Socialista, -al cual pertenecía Allende-,y el Comunista, se autodefinían como marxistas-leninistas una tercera colectividad conocida como Movimiento de Acción Popular Unitaria –MAPU- y, finalmente, una cuarta agrupación integrante de la ex-UP, el Partido Radical, disponía de un discurso fuertemente teñido de esta doctrina izquierdista.

Es necesario recordar que en las urnas nunca fueron mayoría, como lo confirma el 36,5 % en las elecciones Presidenciales 1970, el 49,23% en las Municipales 1971 y el 43,98% en las Parlamentarias 1973 ,las municipales y las parlamentarias debieron soportar el típico fraude de la izquierda cuando gobierna, y si llegaron al poder debieron agradecérselo a los buenos oficios de Radomiro Tomic de la Democracia Cristiana progresista de la época, quienes los apoyaron en el Congreso gracias una figura de alta politiquería conocida como el "Estatuto de Garantías" que este partido acordara con la UP. 

Salvador Allende, entonces, a través de este estatuto y mediante una reforma de la Constitución, pudo ser instalado ilegítimamente en el cargo de primer mandatario.

En un desgraciado discurso y a pocas horas de acceder a la primera magistratura, éste mentiroso comprometió su más profunda adhesión al referido estatuto. 

Por tal contubernio, la DC se ganó en la época de los hechos señalados -y hasta el día de hoy- el mote popular de "los tontos útiles" de la izquierda.

Regis Debray.

Con el correr de los días y en una de sus célebres conversaciones con su ideólogo marxista el francés Regis Debray, a una pregunta de éste, Salvador Allende le manifestó: (sic) "Ubícate en el período en que se produjo este estatuto y lo medirás como una necesidad táctica"

En la misma entrevista y refiriéndose al "Che" Guevara dijo: "Hay entre Guevara y yo diferencias indiscutibles, pero formales. En el fondo las posiciones son similares, iguales"

Al contra preguntar Debray si se trataba de diferencias tácticas, el marxista-leninista Allende respondió: "Exacto. Cada dirigente debe proceder al análisis concreto de una situación concreta; esa es la esencia del marxismo. Por eso cada país frente a su realidad traza su propia táctica.

Los izquierdistas siempre han sostenido íntimamente que es "moral todo aquello que sirva para destruir a la sociedad explotadora y burguesa hasta su más mínimo vestigio ideológico y cultural, y es moral todo lo que sirve para crear una nueva sociedad sin capitalismo. 

Es fácil concluir, entonces, que desde la óptica del izquierdismo y ahora el globalismo onunista, un régimen democrático no posee valor alguno, pero sí es un buen camino como cualquier otro, para acceder al poder y de hecho lo seguirá si es viable, tal como ha ocurrido en Chile dos veces.


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