EXILIO CUBANO HISTORIAS

 Por Félix José Hernández 

Exiliado cubano, residente en Francia. Es profesor de Civilización de América Latina en la Université de Marne-la-Vallée y fue redactor de Les Cahiers d'Histoire Sociale.

FJH: Sr., Vives[verdadero nombreANDRES ALFAYA], usted publicó en Francia su polémico libro “El Magnífico” (Editions Hugo et Compagnie. Paris 2005. ISBN: 2-7556-0037-7, 302 páginas, 18 euros) que ha sido un éxito de ventas y que será publicado en varias lenguas. En el declaró que le quedaban cosas por contar. Entre ellas se encuentra PLAN Z chileno. ¿Podría explicarnos en que consiste?

JV: El PLAN Z forma parte de uno de los secretos mejor guardados del comunismo cubano. Si por la parte castrista, sólo eran un puñado de hombres situados como de alta seguridad, con acceso a los más altos secretos de Estado, los que estaban al corriente de esta operación. 
Por la parte chilena sólo un pequeño grupo sabía que tenían que estar listos para « defender el socialismo chileno » sin más explicaciones. 
En resumen, Fidel planificó un levantamiento popular en Chile, con el apoyo de ciertos sectores militares chilenos que seguían fieles a Salvador Allende, para implantar el socialismo por las armas.

De esa manera se confortaban las ideas del “líder máximo” de la implantación del comunismo por la fuerza y se continuaba con las ideas guevaristas [Ernesto Guevara alias el che] de revolución continental y anti imperialista.
 
Curiosamente Fidel se había desembarazado del Guevara por orden de los soviéticos [hoy mayormente conocidos como los rusos], pero como la muerte del argentino tuvo una repercusión internacional, como buen oportunista que es, Castro se montó en el tren en marcha y se convirtió en más guevarista que el mismo ché Guevara.

De todas maneras para Fidel no contaba una contradicción  más. Sus sueños de convertirse en el líder indiscutido de América Latina, lo impulsaba a los proyectos más descabellados.

Desde la toma del poder en Chile por Salvador Allende, se sabía que con sólo un tercio del electorado a su favor no podría forzar la historia e imponer un régimen totalitario como el de Cuba,  había prácticamente que obligarlo para que radicalizara el régimen. 

Los informes y los análisis que llegaban a la Habana diariamente, predecían que tarde o temprano se vislumbraba un golpe de Estado militar financiado por el gobierno de E.U.A. Y que la C.I.A. mantenía una presión enorme.

A pesar que los análisis detectaban que los izquierdistas que formaban el apoyo a Allende en diferentes organizaciones no se consideraban como fiables para lanzar una revuelta popular, como se pudo comprobar posteriormente, Fidel seguía rumiando su descabellado plan.

FJH: ¿Estuvieron involucrados en el Plan Z, algunos miembros de las Fuerzas Armadas de Chile?

JV: Existieron una serie de intercambios entre Fidel y la más alta dirigencia de Allende y algunos de los hombres de mayor confianza del presidente, para preparar el viaje de militares chilenos a la Habana. 

El pretexto inicial fue la visita de la fragata insignia de la marina ,”LA ESMERALDA” y en la misma ocasión, se esperaban cuarenta altos oficiales de las fuerzas armadas chilenas representativas de los diferentes cuerpos amados. 

Durante la visita se trataría de comprometer o comprar la fidelidad de los hombres que se suponía que podían jugar un papel importante en la realización del complot, algunos apoyando el levantamiento so pretexto de respetar la constitución y otros que garantizaran su neutralidad, en defensa de la supuesta soberanía nacional.

Los informes que se recibían eran claros. La marina y la aviación estaban dirigidas por oficiales formados en academias militares americanas, utilizaban material americano y respondían a los E.U.A. en cualquier tipo de conflicto.

En cuanto al ejército de tierra, los análisis divergían, se trataba de un cuerpo armado de tradición prusiana y éste era el flanco por donde se debía ejercer la presión. Conjuntamente con el navío escuela ESMERALDA, vendrían por avión 40 altos oficiales de los diferentes cuerpos, bajo el mando del general chileno Anaya Castro. 

Por la parte cubana, se escogieron los 40 más altos oficiales de las Fuerzas Armadas de Cuba, que según Fidel tenían que "adoctrinar" a los militares chilenos y "convertirlos" al socialismo, “dulce eufemismo”.

Por la parte cubana encabezaban este grupo de "adoctrinadores" los generales: Arnaldo Ochoa [fusilado por tráfico de drogas(?)], Senen Casas, Rafael Del Pino (ex jefe de la Aviación exiliado en Miami), Victor Drake, López Cuba, Guillermo García, Furry, Ramiro Valdéz, Leopoldo Cintra, Tortolo. Ulises del Toro, Diocles Torralba, además de civiles como el presidente Osvaldo Dorticos, Carlos Rafael Rodríguez, Armando Hart, Pedro Miret, Montaner...en fin, la flor y nata del ejército cubano y de los miembros del buró político del Partido Comunista.

Antes de la llegada de la delegación, se sabían mediante las instrucciones recibidas, que los objetivos principales eran dos personas claves: el coronel ROBERTO SOUPER, que dirigía la Brigada de Tanques de Santiago de Chile y hombre que tenía en sus manos la plaza y que podría garantizar la continuidad del régimen. Nada podía hacerse sin el apoyo del regimiento de tanques. 
Fidel dijo que él se encargaría personalmente y que sería secundado por el general cubano López Cuba, que sería la sombra de Souper durante su estancia en la isla.

El otro personaje indispensable era el general Augusto Pinochet, que él (Castro) propondría a Salvador Allende como jefe del ejército en Santiago de Chile. Este era otra de las llaves para garantizar los "proyectos" del plan “Z”.

En segundo orden de importancia estaban los coroneles chilenos Jaime Satay y Leónidas Rodríguez. En cuanto a la Marina de Guerra, Fidel declaró que era una pérdida de tiempo ocuparse de ellos, ya que estaban demasiados influenciados por los americanos y que los complots de la C.I.A., estaban en gran parte basados en este cuerpo armado. 
Agregó que sería el jefe de la Marina de Guerra Revolucionaria, Aldo Santamaría, quien se ocuparía de ellos, pero sin gran interés; sólo se debían obtener informaciones.

Souper tuvo la atención directa de Fidel, con el que se reunió en varias ocasiones y hasta cogieron una tremenda borrachera, pues pasaron toda una noche tomando "vino chileno". 

Fidel consideró que había adoctrinado a Souper y que tenía Santiago de Chile en sus manos, con el apoyo de la Brigada de Tanques. 

En lo que respecta Pinochet, Raúl y Fidel se reunieron varias veces con él en encuentros de varias horas cada uno, y tuvo conciliábulos particulares con ambos líderes cubanos. 
¡A tal punto, que circuló la noticia que Fidel y Raúl lo habían reclutado!

A partir de 1970, en Cuba el dinero entraba por tuberías, la libra de azúcar que valía seis centavos y medio de dólar, subió de un golpe a 67.50 centavos de dólar. 

La cuenta fue rápidamente hecha por Fidel : cinco mil quinientos millones de dólares que le daba la URSS como ayuda y la zafra azucarera que produciría hasta 19 mil millones de dólares, con una zafra en 1970 de más de ocho millones de toneladas. El líder máximo se mostraba generoso al extremo y hasta el último aprendiz de revolucionario que pasaba por la isla, salía con los bolsillos llenos. El pueblo pasaba carencias y necesidades, pero Fidel regalaba y financiaba cuanto movimiento anti-americano existía, pagando a precio de oro los servicios rendidos. 

Otra fuente de dinero sucio que puede haber caído en los bolsillos de laos chilenos, fueron las 50 mil toneladas de azúcar que Fidel regaló a Chile por medio de Allende. Al final fueron Pinochet y sus cercanos, quienes aprovecharon los excesivos regalos del dictador cubano. 

Todos los servicios de Seguridad estaban en tensión máxima antes de la llegada de la delegación chilena, la que fue hospedada en el Hotel Habana Libre. Evidentemente todas las habitaciones, así como las suites, fueron objeto de un minucioso trabajo de la contra inteligencia (Departamento G), donde se implantaron sistemas de escucha por todos lados. Cada noche se le tenía que entregar a Fidel un resumen de las conversaciones entre los militares chilenos y destacar los puntos más importantes.

Se organizaron unas maniobras militares de gran envergadura, en la provincia de Pinar del Río, en donde participaron las fuerzas de aire, mar y tierra. Querían impresionar a los chilenos con todo el armamento soviético con que se disponía, que en aquella época era impresionante, hasta para un gran país como Chile. El hotel fue vaciado de todo personal y se llenaron las tres cuartas partes del mismo con agentes de la seguridad, que fingían ser clientes.

FJH: ¿Tuvo usted la oportunidad de encontrar personalmente a Pinochet?

JV: Con mi cobertura de Agregado de Protocolo, hablé en tres ocasiones con Pinochet. El me dijo que estaba muy impresionado con las lanchas torpederas Konsomol, con sus cohetes reactivos Marmar y con las lanchas torpederas chinas PITI. 

Me sorprendió la falta de carisma del personaje y su voz de falsete, que aumentaba la sensación de tener delante a un individuo flojo, en donde se podía tajar como en una masa de pan. Eso sí, muy pulcro y perfumado, como una sirena de la calle de tolerancia, afeitado y peinado como si fuera a presentarse a un concurso de belleza.
Cuando Pinochet llegó al hotel, lo primero que solicitó fue que le plancharan los uniformes que traía, porque se le habían arrugado en la maleta.

 Su principal preocupación era presentar bien y en cuanto a las cuestiones militares, por lo poco que hablamos, deduje que como alto oficial  poco conocía de los armamentos y de los ejercicios militares.

Los análisis sobre Pinochet, lo describían, con una personalidad cambiante y carente de condiciones de mando. Era el elemento ideal, para ser manipulado desde la Habana. Era un personaje gris a pocos años del retiro y con pretensiones de hombre frustrado, incluso en el ejército chileno no era considerado como un elemento de primera.

Aquí se terminó mi rol en este episodio y si para muchos había sido un éxito, yo no veía como en algunos días se podía cambiar la opinión de estos altos militares, que independientemente de mirar la panoplia de armas y el derroche de unas maniobras gigantescas como un niño ve un juguete nuevo. No concebía otra cosa.

El tiempo transcurrió y tres meses antes del golpe de estado de Pinochet, hubo el intento llamado el “TANCAZO”, cuando Souper intentó atacar el Palacio de la Moneda y casi logró perpetrar el golpe. 

Fidel se puso como loco y pidió que le remitieran todas las informaciones y las grabaciones de la visita. Trató a Souper de hijo de puta, cuando mandó a llamar al general cubano López Cuba, lo trató con cuanto insulto le pasó por la cabeza y lo acusó de haber faltado a su misión de adoctrinar al coronel chileno. 

No fue Fidel quien falló en su intento, él es infalible y cuando algo no marcha es la culpa de los demás. Simplemente Souper le tomó el pelo y lo de la borrachera pasó como algo anecdótico. El coronel chileno se había burlado del comandante.

La píldora fue difícil de tragar y ni se le podía hablar a Fidel del coronel Souper, sin que estallara puteándole la madre a quien estuviera delante, y tratando de incapaces a los servicios de espionaje y contra espionaje. 

Nos convocaron a una reunión urgente en la sede de la DGI (Dirección General de Inteligencia), ya el Golpe se veía venir de un momento al otro. Fidel se lanzó en uno de esos discursos, que sólo él tiene el secreto, con su estilo repetitivo y encantamiento en el que tienes que hacer un esfuerzo para no dormirte, después de seis horas de verborrea ya a las cinco de la madrugada.

En resumen, el famoso “PLAN Z”, se ponía en marcha y el barco cubano “Batalla de Jigüe”, partiría para Chile con el armamento necesario para iniciar la insurrección, se movilizarían todas las fuerzas de izquierda y serían armados, teniendo como apoyo principal las fuerzas del MIR (Movimiento de Izquierda Revolucionaria). Todo partiría del puerto de Valparaíso, donde llegaría el buque cubano con las armas. Para Fidel estaba descartada la defección de Pinochet al régimen de Allende. El personalmente se había ocupado de adoctrinar y reclutar y pagar sumas fabulosas al general chileno.

Pero las cosas nunca salen como previstas en la complicada operación del inicio de una guerra civil. Pocos días antes de la puesta en marcha del “PLAN Z”, la marina chilena, que estaba inquieta del va y viene de los dirigentes del MIR en el puerto de Valparaíso, los detuvieron y convirtieron el malecón donde atracaba LA  ESMERALDA en un centro de detención e interrogatorios de Chile. 

Los miristas capturados, hablaron bajo duros interrogatorios por parte de la marina, así como la aviación que tomó conocimiento de los planes, decidieron dar el Golpe de Estado, en donde la cabeza pensante era el jefe de la aviación el general Leigh, primero la presidencia de la Junta Militar sería rotativa, pero Pinochet tomó el mando.

Nuestro conocimiento nos dijo que fue duro convencer a Pinochet para que se uniera al Golpe y tuvieron que discutir fuerte con él para que acordara su participación. Al día siguiente del Golpe, si mal no recuerdo, el navío cubano largó las amarras y se dio a la fuga. La marina de guerra chilena, que sabía lo del armamento embarcado, quería confiscarlo y presentarlo al mundo. Todos los oficiales del barco no eran de la marina mercante cubana, eran oficiales de la marina de guerra y agentes de la seguridad del estado cubano. Fidel dio la orden de darse a la fuga y hundir el barco en aguas profundas si no lograban escapar.

Los marinos chilenos le tiraron unas cuantas salvas y como el barco seguía su camino, acabaron por abandonar, sin comprender que dejaban escapar las pruebas del “PLAN Z”. En la euforia del golpe logrado, no analizaron la importancia de la presa que se les había escapado entre las manos.

FJH: ¿Qué atmósfera reinaba en La Habana después del Golpe de Estado en Chile?

JV: En las primera horas del golpe, los rumores más locos circulaban en la Habana, se decía que era posible una contraofensiva del general Prats, etc., etc.

Tres días después del Golpe, me encontraba en el Salón de Protocolo del INIT (Instituto Nacional de la Industria Turística), donde íbamos regularmente un grupo de miembros de la seguridad, a tomarnos una cervezas y comernos unos aperitivos y tapas, que estaban lejos de estar a la disposición del común de los mortales en Cuba. El director de este instituto era un alto oficial del ejército y su jefe de gabinete un buen amigo.

El Salón de Protocolo era nuestro bar privado (privilegios de la nomenclatura). Amado Padrón que era capitán de la DGI y que fue cónsul en Panamá y miembro del grupo MC (Moneda Convertible), que era un departamento secreto a las órdenes directas de Fidel y los únicos que se ocupaban de las cuestiones de divisas directamente con el líder máximo nos dijo:”El caballo (Fidel) está que arde, el cabrón de Pinochet le costó un ojo de la cara y al final traicionó” (sic).

Preguntamos para indagar sobre esta extraña historia y él nos contó, que se le enviaron fuerte sumas de dinero a Pinochet vía Panamá hacia Gran Caimán, y de ahí a zonas francas europeas y desde allí hacia Londres y EUA.

Fidel Castro no quería que ésto se supiera[Los comunistas chilenos como Hugo Gutierrez y Gladis Marín también sabían de esto] . Pinochet lo había chuleado y se había burlado del hombre de La Habana. 

Pocos semanas más tarde, el capitán Ulises Estrada de la DGI (el negro Ulises), uno de los principales actores de los sucesos de Chile, el que acompañó a Fidel durante su interminable visita por ese país en 1971 y que fue el que tuvo a su cargo la defensa de la embajada cubana en Santiago, se lamentaba en una conversación conmigo, de que Pinochet le había costado un ojo de la cara a Cuba y que fue un dinero tirado por la ventana (sic). 

Tengase en cuenta lo elocuente de esta situación:  
Fidel nunca ha atacado a Pinochet, incluso cuando estuvo detenido en Londres hasta lo defendió.

FJH: ¿Qué repercusiones tienen actualmente esos acontecimientos?

JV: Después de esta historia, a Amado Padrón lo fusilaron cuando el caso del general Ochoa por tráfico de drogas. En cuanto a los otros testigos presenciales de este episodio, no sé que les ha pasado.

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